Actualizar las competencias para la innovación

“Para crear actividades de aprendizaje más efectivas, es esencial entender el panorama dentro del cual operan los participantes/aprendices.”

Por. Licda. Sulma Haty Pichinte 

Unidad de Innovación y Metodología de investigación. 

CAPUCOM, S.A DE C.V

Revisado por: Msc. Norma Echegoyén

Según la tesis “Historia de la administración de la educación en El Salvador”[1]  la educación era entendida a inicios de los años sesenta, como un proceso dinámico, cambiante, donde se deseaba formar a las personas para desempeñar labores que la sociedad demandaba, las instituciones educativas necesitaban trabajar y desarrollarse de acuerdo a la realidad; la educación era relacionada a un programa de desarrollo económico impulsado por el gobierno.  

En esta misma decada, en el pais ya se contaba con un departamento de ayudas audiovisuales, donde su objetivo era brindar acompañamiento en técnicas didácticas del docente, según el Ministro de Educación “Los profesores se convencen de las ventajas que aporta el uso del material didáctico en el trabajo docente, cambian de actitud y lo adoptan como procedimiento regular de trabajo”.  

Seis decadas han transcurrido desde entonces, y los profesores, van poco a poco convenciendose de las ventajas que aporta el uso del material o metodologias activas, recursos didácticos y lúdicos; y es que,  habilitar al ciudadano, para que por medio de la educación  pueda tomar conciencia de sí y para sí, es un arte, que inicia en un aula.   En el compendio “La educación encierra un tesoro” del informe de la UNESCO se hace mención que frente a los desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para la humanidad, para progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. [2]

Han pasado más de 100 años donde la pedagogía ha dado un salto cualitativo considerable, en este sentido, el enfoque de la pedagogía moderna, reconoce  que y debido a los grandes desafíos a los que se enfrentó la humanidad:  guerras mundiales, el advenimiento de la Revolución industrial y por ahora la pandemia del COVID 19 que a nivel mundial ha demandado de la educación, poder contar con personas más cualificadas, resilentes y disruptivas ante lo que ha implicado una revolución respecto al rol tanto del docente y el rol del alumno. 

Hoy por hoy, la aplicación del rol desde un enfoque moderno pasaría a ver el  rol del  docente como un facilitador y a un alumno (‘a_lumno” sin luz) como alguien que puede y debe brillar por sí mismo, es decir como un participante activo de su propio aprendizaje en todo el sentido de la palabra. 

Por otra parte, la aplicación de los enfoques post modernistas de la educación le apuestan a la “indefensión aprendida”, término que reza que los estudiantes necesitan experimentar el éxito repetidamente para motivarse de cara al aprendizaje, sin dejar de un lado la enseñanza desde una perspectiva cognitiva, cuyo principio insta al facilitador a considerar los contenidos versus las técnicas o estrategias que mejoran el aprendizaje de esos contenidos.  

Las decisiones profesionales del facilitador sin duda alguna han de marcar en los participantes un aprendizaje más holístico, aquí surge la pregunta: ¿Cómo aprovechar el principio de la indefensión aprendida?, la respuesta, usando a nuestro favor el “juego como innovación” y es que “Los juegos han sido vistos tradicionalmente como una forma de entretenimiento o pasatiempo; sin embargo, actualmente se han convertido también en una tendencia creciente en ambientes formales como la industria y la educación. Es fácil reconocer que los juegos son atractivos, adictivos y motivacionales. Más aún, pueden ser empleados como una poderosa herramienta para moldear la conducta” (Teng y Baker, 2014). 

Respecto la práctica y la experiencia, el pedagogo Makarenko, comenta que estos aspectos se basaban en el involucramiento del aprendiz, permitiedole hacer de este un trabajo más productivo; en tal sentido, tener fe en el trabajo de un facilitador de cara a  brindar conocimiento es partir del y por el aprendiz con el fin de comprometidos a transformar su realidad, bajo este mismo enfoque Freire comenta: “Educar para que conozca la realidad”, “Educar para formar sujetos” 

Otro aporte es en relación al contenido y su impacto en la experiencia de aprendizaje, donde según Mockingbird Education[3] argumenta que la experiencia de aprendizaje no se trata del contenido, sino más bien se trata de cómo se imparte el contenido en sí mismo, asi lo expresa textualmente: “Pero, hasta las grandes experiencias de aprendizaje son inútiles si el estudiante no puede aplicar y transferir el conocimiento de la lección”.  

En sintesis, existenten diferentes estudiantes, lo que lleva a tener diversas necesidades, innovar en cuanto al conocimiento de cómo hacer nuestro trabajo más eficiente en el aula a la hora de brindar conocimiento, es como un eco abierto a la actualización constante. 

En mi caso, como educadora me sumo a lo que hace mención  la CEPAL, “Es necesario hacer más hincapié en la permanencia de los valores, las exigencias del futuro y los deberes del docente y la sociedad….y es que este asunto nos interesa a todos, ya que en él se juega nuestro futuro…por lo que la educación puede contribuir a mejorar la suerte de todos y cada uno de nosotros”.[4]


[1] Historia de la Administración de la education en El Salvador 1960-1989, UES, 2012. Tomado de: http://ri.ues.edu.sv/2978/1/Historia%20de%20la%20Administraci%C3%B3n%20de%20la%20Educaci%C3%B3n%20en%20El%20Salvador%201960-1989.pdf.

[2] Jaques Delors “La educación encierra un tesoro”, Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, pág. 7.

[3] Mockingbird Education, www.mockingbirdeducation.net, 2014, Holding Inc 20155.

[4] Adaptación de Jaques Delors “La educación encierra un tesoro”, Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, pág. 26, segundo párrafo.